La torpeza del equipo Ferrari

La prensa, y especialmente la sensacionalista británica, fue directamente al hígado de Alonso tras la carrera. Existe un tópico sobre la hipocresía anglosajona, que con una mano niega lo que hace con la otra, eso sí, siempre cuidando las formas. Que a estas alturas de la película los británicos se escandalicen sobre las órdenes de equipo en la F-1 resulta pueril. La FIA se vió obligada a prohibirlas sólo cuando se hicieron patentes de forma escandalosa. Pero cuando las formas no se cubren, como pasó en Hockenheim con Ferrari, se abre un flanco por el que entra en tromba quien se siente legítimamente manipulado. Y, también, quien tiene ganas de bronca.

Ferrari instrumentalizó pésimamente una estrategia necesaria para luchar por el título con el único candidato posible a estas alturas. La gestión de Ferrari, incluyendo la actuación de Massa y su ingeniero, ha dado munición para que, quien acaba de ser elegido como el mejor piloto de la parrilla por sus compañeros, pueda ser señalado ahora como inmerecido aspirante al título. Desgraciadamente, en Ferrari fallaron al olvidar que las formas en la Fórmula 1 también cuentan. Como hacen sus rivales. Ya saben, cuestión de hipocresía.