A los entrenadores de clubes no les gustan los años de Mundial y de Eurocopa. No pueden trabajar con sus mejores jugadores hasta agosto y siempre temen que sus futbolistas paguen durante la temporada el desgaste de la competición de selecciones. José Mourinho ya paga ese precio.
Viajó a California con una expedición del Real Madrid en la que solo había trece profesionales del primer plantel para comenzar la gira: Dudek, Pepe, Marcelo, Garay, Drenthe, Diarra, Lass, Granero, Gago, Pedro León, Cristiano Ronaldo, Benzema y Adán. El portugués ha añadido cinco canteranos a su lista: Morata, Alex Fernández, Juanfran, Marcos Tébar y Nacho Fernández.
El día 31 de julio se integrarán a la estancia en Los Ángeles los internacionales Kaká, Higuaín y Di María. El día 2 llegarán Casillas, Sergio Ramos, Albiol, Arbeloa y Van der Vaart. Falta por concretar cuando se incorporará Canales, que mañana luchará por conquistar el Europeo sub 19 con la Rojita.
El entrenador no se queja por el exceso de partidos de sus hombres más destacados ni por el retraso en el trabajo conjunto. Está acostumbrado. Realizará en Estados Unidos una segunda pretemporada, con sesiones dobles, centrada en los mundialistas. Se disputarán dos partidos, que aportarán tres millones de euros al club. El 4 de agosto se enfrentará al América de México, en San Francisco. El día 7 se medirá al Galaxy, en Los Ángeles, sin Beckham como rival.
Hay otro internacional que desearía volar ya a la Costa Oeste estadounidense: Sami Khedira. El medio centro alemán solo espera que el equipo español pacte con el Stuttgart el coste del traspaso. El jugador mantiene un pulso con su club y manifiesta que solo se irá para fichar por el Madrid. Le fascina Mourinho: «Es tácticamente perfecto».
Objetivo: ecuperar a Kaká
A Khedira le encantaría vestir la camiseta blanca en la visita al Bayern de Múnich, el día 13, en el homenaje a Beckenbauer. Y jugar ante el Standard, en Lieja, el 17. Preludio
de una Liga en la que Mourinho toma la responsabilidad de reconquistar el trono. Duro, exigente, para el luso no hay metas imposibles. Se ha trazado otra: recuperar a Kaká. Lo hizo con Sneijder. Su táctica es no considerar estrella a nadie. Y las figuras le ven las orejas al lobo. Al banquillo.